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elias en la gruta
La comida sobrenatural lo sostuvo por 40 días y noches, y viajó los 120 kilómetros hasta Horeb, el monte Sinaí, donde Dios había revelado su ley, que incluía los diez mandamientos. En este momento le enseñaría a Elías algo mucho más de su naturaleza. Observando, ya que, el peligro, se levantó y salió para socorrer su historia, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Subió Lot de Zoar y habitó en los montes, y sus 2 hijas con él, en tanto que tenía temor de quedarse en Zoar. Y habitó en una gruta, él y sus 2 hijas.
Y en este momento dile, es mucho más, a veces yo soy difícil. Entonces, él le echa la culpa a el resto, está metido en la gruta con una forma de pensar de víctima. Si nosotros proseguimos con forma de pensar de víctima jamás nos marchamos a levantar a salir adelante. El Señor le pregunta ¿qué haces aquí, Elías? Y él afirma, “No es mi culpa, es culpa del resto.” Si él solo hubiese dicho, “Señor, he fallado. Pero él no logró eso, él ha dicho, culpa de ellos y yo soy inocente.
La Cueva De Elías
Recibe la palabra profética todos y cada uno de los días en tu correo. Levanta tus manos y reconoce delante de Dios en tus propias expresiones, hable con él delicadamente, cuéntale, mira claramente tu culpa y pídele perdón. Y pídele perdón por haber echado la culpa a otra gente. Dile, yo renuncio a la tendencia de echar la culpa a el resto.
En este punto Dios decide sustituirlo por Eliseo. Sin importar un mínimo lo mucho más mínimo qué situación ocupas en la iglesia, en tu trabajo o en tu hogar, habrá instantes en que buscarás encerrarte en una gruta. Lo que esto quiere decir es que va a haber ocasiones en todo quieres huír de todo y de todos; escapar de la realidad presente y ocultarte. Tristemente, hoy día hay cristianos que están refugiados en gruta, ya sea por temor, por indecisión, por resentimiento, por amargura o por cualquier razón que sea.
Las curaciones de Jesús han surgido de su contacto con los enfermos, pero ellas se inspiran en las historias de Elías y Eliseo, profetas atractivos, sanadores de enfermos. Es realmente posible que exactamente el mismo Jesús, al principio de su actividad, estuviese intentando localizar al primer Elías, relacionado al sacrificio del Carmelo y al fuego de Dios, lo mismo que como Juan Bautista). Pero después, en la gran experiencia de su bautismo, Jesús descubrió al verdadero Dios, como Elías en el Monte Horeb, d como brisa despacio (espíritu de vida), en las aguas del Jordán. Amigo, no te quedes bastante en la cueva pues tu visión se turbará y tu fuego se apagará ¡Sal fuera! Rompe tu techo, mira las estrellas, y Dios se te revelará en un silbo apacible y especial. Él te confortará, te alentará y te va a dar normas para proseguir recorrido.
Frecuentemente se usa para referirse al rincón donde uno vive porque sirve de cobijo, o en ocasiones donde uno quiere vivir en el momento en que las cosas van mal. Hay quienes continúan en sus amarguras, miedos, rencores, etcétera. Hay que salir de precisamente las mismas si bien, de repente, nos hallemos con las manos vacías. El vacío que llena el viento, el terremoto y el fuego, no quiere decir que Dios no se realice presente. Lo realiza, sí, en el instante en que salimos animados por la prueba de su presencia. Observamos en Elías que los éxitos en la vida no excluyen las etapas de derrota.
elias en la cueva
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Y esos cinco reyes habían huido y se habían escondido en la gruta de Maceda. “…Y en el momento en que lo oyó Elías, cubrió su rostro con su mantón y salió, y se puso a la puerta de la gruta. Y he aquí vino a él una voz diciendo, “¿Qué haces aquí, Elías?
“Beatos, observamos en el versículo 15 de qué manera el Señor le dijo a Elías que regresara por exactamente el mismo sendero. Este pasaje es importante por el hecho de que al tiempo que salimos de nuestras grutas, el Señor también nos está llamando a regresar. Debemos regresar de la misma forma que venimos para vencer al enemigo y redimir la tierra que fue ocupada ilegalmente por el enemigo”. Deseo que logres cumplir tus propósitos en ese rincón mediante mi vida, y si en esta mañana tu quieres mencionarle, sí Señor, úsame allí hasta en el momento en que tu sepas.
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Después de comer por segunda vez (Nueva Alianza y signo de la fuerza de la Eucaristía.) el profeta emprende el sendero hacia el monte Horeb, a lo largo de 40 días. En un comienzo observamos a Elías intrépido, osado y victorioso; alguien que experimenta el poder sobrenatural de Dios con sencillez y en todo instante para realizar las proyectos mucho más extraordinarias. Juan Bautista se ubica mucho más en la línea de un Elías juez, profeta del agua y del fuego, portador de la furia de Dios en el Carmelo (cf. 1 Rey 18). Esta fue la conversión de Jesús, el paso del Dios de la gruta (huracán, terremoto, hacha demoledora) al Dios de la brisa de amor y de vida. Allí donde Elías creía que todo se hallaba terminado, tiene que regresar para empezar de nuevo, poniendo en marcha nuevos caminos de historia en los reinos de Siria y de Israel que estaban enfrentados. Elías, profeta viejo y agotado, en diálogo con Dios sobre el monte del Horeb, va a venir a ser de nuevo mensajero de Dios en medio de la historia.
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Requerimos romper esa forma de pensar de la gruta. Requerimos ser honestos enfrente de Dios y enfrente del resto, poder bajar la máscara, poder eliminar la máscara de religiosidad, de que soy especial y tengo todas y cada una de las respuestas. Dile a alguien a tu lado, yo en ocasiones fallo. Dile a alguien junto a ti, yo no soy especial.