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Su muerte vicaria concepto que alguien más murió en nuestro lugar para abonar nuestra deuda de pecado (vv. 6b-11). Cristo murió por en vez de, representando a los impíos. Podemos regocijarnos, por el hecho de que Él se preocupa lo suficiente por nosotros para llevarnos a través de Su fuego purificador de esta manera llegamos a ser considerablemente más como Cristo.
“Estoy encantado de saber que el pecado te daña y que lo detestas. Cuanto mucho más odio al pecado haiga, mejor. Un alma que odia el pecado es un alma que ama a Dios.
Carta A Los Romanos
Hablamos de “gloria” o “exaltación” en las presiones de la vida. No es no a someterse a estas preocupaciones sin quejarse y amargarse. Tiene la idea de glorificar a Dios en medio de estas presiones. Nos recuerda de Pablo y Silas en la prisión de Filipos cantando en la prisión. ¿Dónde acudir en el instante en que se combaten situaciones bien bien difíciles, los cambios en su crónica, o cuando las cosas no van según lo premeditado? No obtenemos nuestra fuerza de nuestras situaciones.
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Él nos salva del poder del pecado y nos hace semejantes a Cristo. El No se compone con poco, ni tampoco debemos realizarlo nosotros. “nos gloriemos en las tribulaciones”, por el hecho de que Él sabe que estas presiones produce paciencia inalterable. Aquí está la base para el carácter probado y la promesa.
Recuerden que la Biblia no asegura que poseemos paz con el diablo, paz con el planeta, paz con la carne o paz con el pecado. La vida aún todavía es una guerra para el católico, pero por el momento no es una guerra contra Dios, pues en este momento peleamos por Él. Ciertos cristianos son tentados a creer que la guerra contra Dios era prácticamente un mejor lugar para estar, y esa es una patraña peligrosa y condenable. y esa promesa no defrauda, por el hecho de que el cariño que Dios nos tiene inunda nuestros corazones por el Espíritu Santurrón que nos dió. Debiésemos de haber esperado que donde el pecado abundó, la furia o juicio de Dios debiera sobreabundar. Pero el cariño de Dios es tan asombroso que sobreabundó la felicidad en donde nosotros debimos de haber aguardado la ira.
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y la esperanza no falla, por el hecho de que el amor de Dios fué derramado en nuestros corazones por el Espíritu Beato que nos ha sido dado. Y la promesa no nos abochorna; pues el cariño de Dios está vertido en nuestros corazones por el Espíritu Beato, que nos es dado. y la promesa no será abochornada, por el hecho de que el cariño de Dios fue derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santurrón que nos fue dado. y la promesa no abochorna; por el hecho de que el cariño de Dios fué derramado en nuestros corazones por el Espíritu Beato que nos es dado. Y la promesa no abochorna; pues el cariño de Dios está vertido en nuestros corazones por el Espíritu Santurrón que nos es dado. y la promesa no nos defrauda, porque el cariño de Dios ha sido vertido en nuestros corazones por el Espíritu Santurrón que nos fue dado.
Y la promesa no defrauda, por el hecho de que el cariño de Elohim se ha vertido en nuestros corazones merced al espíritu de santidad que se nos dió. 5 Y la promesa no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santurrón que nos es dado. Y la promesa no desilusiona, por el hecho de que el amor de Dios fué derramado en nuestros corazones por medio del Espi\\\’ritu Santurrón que nos fue dado.
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Tampoco se puede cotejar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la felicidad de Dios. La desaparición reino como señal a la desobediencia del hombre para mostrar al hombre su desobediencia, y muestra a Adán como figura de Cristo, un hombre perfeccionado para cumplir el propósito. pues Dios ha vertido su amor en nuestro corazón por el Espíritu Beato que nos dió. Así que nos regocijamos en la promesa de poder la gloria de Dios.
Hay un propósito claro para la ley, y parte de ellos es a fin de que el pecado abundase. La ley hace que los errores del hombre sean más claros y enormes al contrastarlos exactamente con el estándar santurrón de Dios. Ya que así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, de esta manera asimismo por la obediencia de uno, los múltiples serán constituidos justos.
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El fuego y el agua tienen la posibilidad de encajar en el mismo envase como la felicidad y el pecado en exactamente el mismo corazón”. Nos proporciona considerablemente más que una vida interminable. Si la felicidad sobreabunda sobre el pecado, entonces comprendemos que es imposible perder la alegría de Dios con nuestro pecado. No tenemos la posibilidad de pecar considerablemente más de lo que Dios puede perdonar, pero podemos negar Su gracia y perdón. La ley provoca que el pecado del hombre sea mucho más claro y mucho mayor al contrastarlo exactamente con el beato estándar de Dios.