Lo que Todos los demás Hacen En lo que respecta Con Carta A Los Romanos y lo que Has de saber

carta a los romanos

8 De ahí que, los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. ¿Quién va a poder librarme de este cuerpo que me transporta a la muerte? En una palabra, con mi razón sirvo a la Ley de Dios, pero con mi carne sirvo a la ley del pecado.

Al efectuar eso, utiliza expresiones griegas cuyos significados no son extensamente conocidos hoy. Aquí hay un breve glosario de los términos claves de la salvación en este libro. Por causa de los inconvenientes de división que existían entre los judíos y los gentiles, Pablo explica la fe en Jesús en esencia, y que somos uno en Él. Esta verdad paulina fue tomada por Lutero, para quien nuestras proyectos no valen nada en orden a la salvación. Esta verdad de san Pablo “la salvación viene por la fe en Cristo”, se completa, después, con otra verdad “la fe sin proyectos es una fe fallecida”, que Dios inspirará a Santiago en su carta, como hemos visto ya cuando enseñamos esa carta. Pablo se dirige a los dos grupos que residen en Roma y cada conjunto además tiene pretensiones únicas.

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Era bastante fácil charlar de la generosidad cristiana; pero aquí se les ofrecía una ocasión de pasar de las expresiones a las proyectos. f) La comunión cristiana debe tener como una de sus especificaciones la alabanza. Una prueba certera para comprender a un individuo es preguntar si el indispensable registro de su voz es la protesta descontenta o la feliz acción de gracias.

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De esta doble consideración se deduce el objeto de la carta a los romanos. La exhortaciones a la caridad y a la unidad tienen exactamente el mismo propósito que las que dirigió a los “enclenques” y los “fuertes”. Para Pablo estas consideraciones eran el mejor medio para asegurarse la seguridad de la comunidad entera y su asistencia en las ocupaciones futuras. Los pensamientos expresados aquí son los que siempre y en todo momento le guiaron, y se puede ver de manera fácil como se le vinieron espontáneamente al espíritu en el momento en que decidió buscar un nuevo campo de actividad tan extenso hacia el oeste.

De verdad, no todos los judíos rechazaron a Jesús; ciertos le aceptaron, porque nadie cuestiona que sus primeros seguidores eran judíos, lo mismo que Pablo. La catástrofe de Israel consistió en que Dios le había listo para el día de la venida de su Hijo, y toda aquella preparación resultó frustrada. No es que fuera quebrantada la Ley de Dios, sino más bien su amor fue desdeñado.

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Así que todo aspecto de nuestro trabajo y nuestra vida se transforma en una ocasión de ofrecer testimonio para Cristo —ser uno de los representantes reconciliadores de Dios en el mundo. Por el otro lado, si no ponemos nuestra cabeza en el Espíritu, podemos llegar a ser insolentes y destructivos en nuestras relaciones con el resto trabajadores, los contricantes, los clientes u otros. Poner nuestra cabeza en el Espíritu precisa valorar constantemente las secuelas o el fruto de nuestro trabajo, siempre y en todo momento preguntando si nuestro trabajo realza la calidad de vida de otra gente. Si somos verdaderos en nuestra evaluación, además se precisa sin duda un arrepentimiento períodico y la gracia para cambiar. En el instante en que seguimos a Cristo, tratamos de traer una nueva calidad de vida para nuestra sociedad, no solo para nosotros.

Nótese que Pablo no dirige esta carta a «la iglesia en Roma». En el momento en que se lee el capítulo 16 no se puede menos que ver los diferentes grupos de fieles, lo que recomienda que quizás no había solo una iglesia local (16.5, diez–11, 14–15). Una tradición, sin fundamento histórico ni escriturario, afirma que el ministerio en Roma lo fundó Pedro. Se asegura que vivió en Roma veinticinco años, pero esto no se puede evaluar. Si Pedro comenzó la obra en Roma, es de aguardarse que hubiera habido una iglesia organizada en lugar de grupos desperdigadas de fieles. Pablo saluda a varios amigos en el capítulo 16, pero no a Pedro, y no obstante, en sus otras cartas, siempre y en todo instante manda saludos a los líderes espirituales.

Y comienza con un examen de los hechos que proclaman el amor y la capacidad de Dios hacia el pueblo elegido (ix, 1-5), y prosigue entonces probando que la promesa de Dios no fue en balde. De ahí la recomendación hacia la sabiduría y hacia la providencia inescrutable de Dios (xi, 33-36). Entre las epístolas del nuevo testamento que llevan el nombre del apóstol Pablo, la escrita a la iglesia de Roma ocupa el primer sitio en los manuscritos llegados hasta nosotros, si bien en los tiempos viejos el orden era probablemente diverso.

7 En este capítulo, Pablo considera a la “ley” como una norma de conducta impuesta al hombre desde afuera, que le da a entender el pecado, pero no le adjudica la fuerza interior necesaria para someterse a sus demandas. En relación expresión de la intención divina, esa Ley es buena, justa y santa; pero en relación regla puramente exterior, es ocasión de pecado y motivo de condenación para el transgresor. 17 Les suplico, hermanos, que se cuiden de los que ocasionan disensiones y escándalos, contrariamente a la enseñanza que ustedes han recibido. Eviten su trato, 18 ya que ellos no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino más bien a su interés, seduciendo a los simples con expresiones suaves y aduladoras. 19 En todas y cada una partes se conoce la obediencia de ustedes, y esto me alegra; pero deseo que sean hábiles para el bien y simples para el mal. 20 El Dios de la paz aplastará prontísimo a Satanás, dándoles la victoria sobre él.

Sus prácticas tienen la posibilidad de ser lícitas, pero no están en relación a la ley del amor. No debemos charlar de la vida de nuestro hermano, tal es así que no disponemos ningún derecho de condenarle el día de hoy. Indudablemente que todos deseamos tener vidas que resistan la prueba de fuego frente Cristo, vidas que reciban recompensas para su gloria.

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