adoracion en la biblia
Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y fue mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. Alabaré a Jehová de conformidad con su justicia, Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.
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Cántico De Alabanza Y De Adoración
Es imposible que Dios se agrade de una adoración hipócrita. Los que se aproximan para cantarle y adorarle han de ser francos; no debe existir doble interés instantaneamente de la adoración. Este aspecto de la adoración es otro que es opacado últimamente por las canciones centradas en el hombre. Aun muchas veces podemos enfocarnos en la lealtad de Dios, por servirnos de un caso de muestra, y emplearla para nuestros propios fines en la adoración. Estamos prestos a venerar a un Dios leal en el momento en que todo va bien en la vida; estamos prestos a venerar a un Dios bueno cuando en nuestra vida económica y nuestra salud todo asemeja ser bonanza.
- Estas cosas tienen que decidirse basándose en la naturaleza de la congregación.
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Por muy francos que seamos en nuestra adoración, debe existir un factor que regule lo que cantamos y pensamos sobre Dios. Habiendo comprendido de qué forma la Trinidad está implicada en nuestra adoración, tenemos que charlar de los puntos considerablemente más subjetivos, o sea, de nuestra experiencia de esta actividad gloriosa a la que hemos sido llamados. Sí, el Espíritu Santurrón guía nuestra adoración, pero en ningún momento lo efectúa a través de verdades ajenas a la verdad revelada. En múltiples círculos cristianos se emplea el Espíritu Santo como una explicación para toda clase de desenfrenos en los momentos de alabanza. La gente afirman que si de pronto un sujeto se tira al suelo chillando y echando espuma por la boca es porque el Espíritu la está utilizando. Pero eso no puede estar considerablemente más distanciado de la realidad.
Tributad al SEÑOR la gloria adecuada a su nombre; adorad al SEÑOR en la majestad de la santidad. Tributad al SEÑOR la gloria debida a su nombre; traed ofrenda, y venid enfrente de El; adorad al SEÑOR en la majestad de la santidad. 9) Según la Biblia, la adoración en la iglesia no vale para nada sin la adoración de nuestras vidas. Si seguimos empleando la palabra “alabanza” como nos encontramos haciendolo, ¡nuestros nietos no van a comprender lo que es la alabanza!
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En tanto que todos adoramos, deberíamos preguntarnos la razón de este deseo. La conclusión mucho más lógica es que fuimos creados por un ser supremo con el propósito mismo de adorar. 11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; por dado que tú creaste todas y cada una de las cosas, y por tu intención hay y fueron construídas. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Si no me hacen caso ni se deciden a honrar mi nombre —afirma el SEÑOR Todopoderoso—, les enviaré una maldición, y maldeciré sus bendiciones.
Es algo que cada uno proporciona de forma facultativa y personal a Dios. En cierta forma, poder ese punto de adoración en un tiempo congregacional resulta en ocasiones un avance. Este va a estar preciso, primero, por la disposición personal de cada uno de ellos allí presente.
Objeciones por las que parece que la adoración no es acto de latría o religión. Vamos a tratar después de los actos exteriores de latría (cf. q.82 introd.). Primeramente, de la adoración, por la que con nuestro cuerpo damos muestras de veneración a Dios. En segundo lugar, de esos actos con que garantizamos a Dios parte de nuestros recursos exteriores (q.85).
Hay muchas personas que suponen que están adorando a Dios, pero de todas formas solo están creando un sentido eufórico en sí mismos. El auténtico músico del Señor ha de ser una personaconvertida y que su expresión musical sea tan espiritual que logre llegar hasta Dios y contagiar a los demás en la medida en que no le canta al público, sino a Dios. La música juega un papel fundamental en la alabanza, aún cuando no es importante para loar a Dios en tanto que contamos nuestra boca para cantar, manos para batir palmas y pies para bailar. Pero si a todo ello le incluimos un ritmo exacto y también instrumentos musicales, entonces lograremos realmente una celebración para Dios, complementándolo todo entre sí. En líneas generales la alabanza es el resultado de enunciar afirmaciones positivas sobre alguien, así sea en privado o públicamente.
Es que la verdadera adoración tiene rincón siempre y en todo momento a un nivel personal y también individual con Dios. Tenemos la posibilidad de llevarlo a cabo todos, sumándonos en un mismo sentir, unánimes; pero aún así no deja de ser algo individual y único entre Dios y cada quien. Cuando en la iglesia rendimos gloria a Dios en medio de la música congregacional, podemos alabarle en conjunto, en grupo, como un todo. Aun podemos adorarle todos juntos, colectivamente. Eso, en el sentido de que la adoración que individualmente todos nosotros eleva a Dios, se va uniendo a la del resto. Pero siempre sabiendo que en esencia, nuestra adoración al Señor es algo personal y que nadie puede rendir adoración a Dios por uno.
Cada una parte del programa debe sugerir alabanza y gloria a Dios. Al planear la adoración hay que tener presente la naturaleza espontánea de la operación de los dones espirituales. Es requisito dar a la congregación la adecuada enseñanza bíblica, con instrucción estable y cariñosa, y con claras explicaciones. Las estrategias de desarrollo que previenen la operación de ciertos dones espirituales en la adoración y la vida misionera de la iglesia no coinciden con la fundamental dinámica del Espíritu en la fe cristiana.