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medites del genio lucas escritas
“Enmudecido y solo rodaba por el mundo”, sonó en su poema “Alumbramiento de Paraguachoa”. Maestro de todas las salas, este hombre de arena, viento y sal, imaginó e logró posible los trazos de un humano, que pudiese interpretar el mediano y largo período de un país consumido, primero, por guerras, asonadas y peleas intestinas y, segundo, por ambiciones y falsos ministerios. Testimonio de nuestro acontecer, el profesor Prieto Figueroa deja una obra, una amplia y extensa bibliografía que nos complace, además de la imagen de hombre probo, amable y buen decidor. Entre sus libros están Las ideas no se deguëllan , Solicito la palabra y Mi hermana María Secundina y otras escrituras e Isla de azul y viento . Pero sus títulos son considerablemente más varios, básicamente los relacionados con la ciencia de la Educación.
Si el poeta enserio quiere escribir y no cumplir una vaga liturgia literaria, su acto lo transporta a separarse del mundo y a ponerlo todo –sin excluirse a él mismo- en cuestión. El campo el escape, la mirada extendida, popularizada, pesarosa. El poema, relato que se cuenta desde él mismo, se agota en precisamente exactamente la misma voz que lo nombra, que lo anula y lo nutre, que lo construye. El que charla, alén del poeta que moldea las imágenes, vive preso en una habitación. En todos y cada uno de los libros de Francisco Pérez Perdomo hay un sujeto que vive, respira, se agita y muere en una habitación fría, llena de sombras y presencias extrañas.
Papa Francisco: Jesús No Es Un Espíritu, Sino Una Persona Viva
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Llegamos a una vivienda donde una lámpara miraba con pesadez el número que nos guiaría a la tranquilidad. Completamente absolutamente nadie paseaba por Cali de noche, salvo García Márquez y yo, asustado hasta la inmortalidad. Pero la promesa de sacarle algo a este hombre que ya hizo historia, era mi mayor ambición.
Ana también era una de los “reposados de la tierra”. De ella no entendemos solamente que lo que nos dicen estos versículos; pero Lucas nos traza en ellos un verdadero boceto de su carácter. Ya hemos visto que en el instante en que nacía un niño se reunían los músicos del pueblo para festejarlo y darle la bienvenida con su simple música. Jesús nació en un establo de Belén, que no era donde radicaban sus progenitores, así es que no se ha podido realizar la celebración; pero es destacable que, si bien no había músicos del pueblo, los músicos del Cielo ocuparon su ubicación, y los ángeles le cantaron a Jesús la bienvenida que no lograron cantarle los hombres.
- Salían y ingresaban con bolsas o con un libro bajo el brazo.
- Se trata de un poeta profundamente humano tocado por la orfandad, por el dromómano afán de ser universal, mundano y enemigo del odio y la desaparición, causados por la guerra.
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Quien recuerda sus yerros habitúa burlarse del olvido. El gallo de Montejo arde y también inventa el amanecer. Cada página de este libro representa su canto. Entonces el poeta, el instalado en la bruma del tiempo, desaparece en medio de una calle.
También este culto sumerio se tributaba a nivel urbano y familiar, cada uno con sus divinidades propias. Los hombres debían expiar sus fallos mediante lamentos públicos o frases para aplacar a la divinidad. El culto nacional fue tributado a Enlil en Nippur, los sumerios inventaron diferentes cuentos para argumentar la creación del hombre, concebido este en todos y cada uno de los casos como siervo, pero no ciervo de la divinidad.
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Narciso, Su pobre imagen comida por/ el musgo. // Su ansiedad –un sueño/ aspirando a cristales-/ la transporta el pez obscuro/ hasta lejísimos…/y él reina tierra adentro. Mientras que su generación tomaba por ataque calles y callejones, panoramas y ensayos, el poeta de los Huéspedes nocturnos se dedicó a habitar la vivienda de la noche.
Y la seguridad se hace considerablemente más alguna en el momento en que anclamos nuestra atención en la manera de redactar o de decir de este fabulador que escribe libros y lee poesía y tiene apego a la buena literatura. O sea, nos encontramos frente a un hombre que sabe escribir libros, que cabalga con nuestro imaginario verbal y hace de sus crónicas un legado de respeto por el idioma que lo amamantó y lo vio medrar. En un caballo, en la mirada turbia de un hombre que lo cabalga.
Y entonces comenzó a acariciar la área de la roca. Su garganta ocasionó un raspón, un estruendos, un gruñido, un desprendimiento cartilaginoso, un temblor. Un muy, antiquísimo misterio surgió de su cuerpo, bastante alén del cuerpo, de lo incomprensible.
Nuevo porque los temas que lo han angustiado jamás pierden vigencia. Es poeta de un tiempo redivivo, apegado al paisaje de la tierra yerma que lo vio nacer, el plano, que para Parra es un espejismo. En él calza el destino de su escritura, confirmada en la frecuencia de los sueños, la desaparición, la soledad. Tres permanentes, tres permanencias en sus poemas.
