La mejor solución para Sunamita En La Biblia

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Y al año siguiente, para esa fecha la sunamita tenía un hijo. Pero ella no pudo mantener el poder, ni legarlo a sus hijos, pues el rey “no fue con la aptitud de conocerla” , ni de trasmitir a través de ella su herencia real. De este modo aparece como mujer “frustrada”, atracción inútil para un rey adulto mayor. Podemos imaginarnos a Eliseo en el momento en que, tras un viaje largo y cansador, retornaba agradecido a la pequeña cámara del techo que ella y su marido le habían preparado. seguramente haya visitado esta casa de manera recurrente, ya que su ministerio duró sesenta años.

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Hoy le toca a una mujer que es sino la favorita, una de mis preferidas, su historia tocó intensamente mi corazón y aprendí tanto de ella. Este estudio ya hace un tiempo (como unos 5 años) lo había escrito y compartido y buscando en los escritos lo encontré y no podría dejar de compartirlo. Esta mujer de Sunem nos ofrece un caso de exhibe «Eliseo pasaba por Sunem en sus viajes periódicos desde el Carmelo, donde vivía, a Jezreel la ciudad más importante. Pero al ir continuando en años se fatigaba bastante. Una mujer de Sunem le invitó a quedarse en su casa. 35Volviéndose entonces, se paseó por la vivienda a una y otra sección, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete ocasiones, y abrió sus ojos.

Absolutamente nadie puede ingresar ahora en la privacidad del rey; solo ella (¡buscada por los “siervos” de palacio) puede llevarlo a cabo y lo realiza, llevando en sus manos las llaves del reino, como Sobna en Is 22, 15. En tanto que bien, siendo joven, la más bella y atractiva , esa sunamita debe cumplir y cumple otras funciones fundamentales. Ella entonces entró dentro y cayó a sus pies postrándose en tierra; después levantó a su hijo y salió. Luego volvió, y caminó por todos lados de la casa, después subió, se tendió sobre él, y el joven estornudó siete ocasiones, y el jovencito abrió sus ojos. Después subió y se echó sobre el niño, y puso su boca sobre la suya, sus ojos sobre los suyos, y sus manos sobre las suyas; se tendió así sobre él, y la carne del niño se calentó. En el instante en que Eliseo llegó a la vivienda, he aquí, el joven fallecido, tendido sobre su cama.

La vasija de aceite original – la que la mujer tenía en la vivienda – era una vasija pequeña que contenía solo aceite para unción. Esto quiere decir que la distribución de aceite sobre las otras vasijas requirió de estar echando constantemente y permitir que el aceite llenara sobrenaturalmente la pequeña vasija otra vez. Así fue como la crónica de Sunem estuvo marcada tanto por el cariño como por la crueldad, por la seguridad en Jehová y la seguridad en los demonios.

Dios recompensó su seguridad en Él dándole el nacimiento prodigioso y una prodigiosa resurrección lo que trajo al muchacho de vuelta a la vida. El pueblo de Israel se encontraba reincidido y adoraba al dios pagano Baal. La fe de esta mujer fue un gran testimonio para los descreídos Israelitas.

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Y veremos en un par de versículos mucho más adelante, que él era lo suficientemente pequeño para ser cargado en el regazo de su madre. Con lo que ciertos comentaristas han pensado que quizás tenía entre 4 y seis años de edad, quizás siete u ocho –no era un niño grande– pero no era un niño pequeño tampoco. Cualquier cosa que tengas que sea física o tangible, material, visible, cualquier cosa que consigas sostener en la mano, tocar, sentir, saborear, es temporal. Tus pertenencias terrenales te puede ser quitada, y en algún instante lo será. Por esa razón la gente que se aferran a sus cosas –a la gente, los amigos, las casas, las cosas materiales– esas personas son inseguras porque todas esas cosas te tienen la posibilidad de ser quitadas.

Esta es una mujer de la que no conocemos el nombre, solo entendemos que era una mujer de Sunem de ahí que es conocido como la SUNAMITA, vamos a reflexionar en varias cosas de las que tenemos la posibilidad de estudiar de ella. —Este cuarto es para ti, Eliseo —dice la benevolente señora. Conque la buena señora y el agricultor deciden crear una cuarta parte para Eliseo. —Eliseo precisa un lugar para reposar —le afirma a su marido la benevolente mujer—. [Señale a la mujer.] Construyamos un cuarto para él.

En este momento, no sé si el niño llamaba a Eliseo «tío Eli» o de qué manera, pero ahora mismo había distintas ruidos en esta casa. Había pequeños pasos golpeando el piso de esa casa, y una gran alegría y regocijo. Te vuelves hacia donde puedes localizar a Dios. Dios es nuestro próximamente auxilio en las preocupaciones en cualquier temporada de la vida. Este es el 2do de 3 sermones que hablan de mujeres no muy notables en la Biblia, de las que tenemos la posibilidad de estudiar enormes enseñanzas.

• Este estudio ya hace un tiempo (como unos 5 años) lo había escrito y compartido y buscando en los escritos lo hallé y no podría dejar de compartirlo.

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Señora, Majestad, esta joven es Abisag, las sunamita, la que en Babel llaman la ‘Diosa del Fuego”/ Joven, acércate ¿Qué edad tenéis? / Si, Majestad, lo sé./ ¿Y les explicó el ‘físico’ para que recurrimos a nuestros dones? / Sí/ ¿Y creéis que podéis hacer algo por el Rey, mi marido?

Precisamente exactamente la misma la sunamita, es posible que nosotras proporcionemos algún servicio pequeño pero fundamental que haya ayudado a llevar a cabo proseguir el evangelio en los corazones de otra gente. ¿Olvidará Dios nuestra fidelidad y no nos recompensará? Mira las grandes bendiciones que consiguió la sunamita por su hospitalidad. Pues la paga de el pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

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