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El nacimiento de El Publicano Y El Fariseo

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Pero la diferencia entre estas 2 personas reside en su condición—la cual es un resultado de su opinión de sí mismos. Dios mora en la raza humana, y por medio de la alegría salvadora, el corazón del hombre es de nuevo su templo. Dios deseaba que el templo de Jerusalén fuera un testimonio continuo del prominente destino brindado a cada alma. Pero los judíos no habían comprendido el concepto del edificio que consideraban con tanto orgullo. No se entregaban a sí mismos como santuarios del Espíritu divino. Los atrios del templo de Jerusalén, llenos del tumulto de un tráfico profano, representaban con mucha exactitud el templo del corazón,contaminado por la existencia de las pasiones sensuales y de los pensamientos profanos.

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Consciente de ser un pecador pide “piedad” y confiesa de esta manera la clemencia de Dios. Leemos en los contenidos escritos traducidos que uno era “fariseo”; sin embargo en el producto original asegura que “uno era de la secta de los justos”. Este es conjunto dentro de los fariseos que se caracterizaba por ser mucho más estrictos en lo que hace referencia al cumplimiento de las reglas religiosas de la temporada. O sea que tenía que ver con un fariseo de Jerusalén, de una secta “distinguida”. Por otra parte nombra al publicano; recordemos que los publicanos eran elegidos por el procurador de roma de la región para recaudar impuestos para el Emperador de Roma.

Múltiples personas suponen que pueden ser justificadas—ser rectas, justas e inocentes enfrente de Dios—realizando las buenas proyectos concretadas en la ley. Ésta era la actitud del fariseo, pero de todas maneras el que fue justificado por la misericordia de Dios fue el publicano. “2 hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro publicano”. El fariseo sube al templo a venerar, no pues sienta que es un pecador que precisa perdón, sino por el hecho de que se cree justo, y espera ganar alabanzas.

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Pues ser bueno es no echar la culpa a los demás, ni si bien la tengan. Yo pensaba este hombre quería despertar su corazón frente Dios, si bien lo tenía en este momento despierto. Sabía que hay Dios y que Dios podía poner su crónica en movimiento. El templo de Dios no es para él un lugar de justificación de lo que hay , sino más bien un espacio de reconocimiento y cambio. “Señor, sé misericordioso conmigo, que soy un pecador”. Creo que no debo retirarme de mi lugar de oración sintiéndome complacido/a de que no soy como el fariseo.

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Los fariseos eran una especide de secta en la religión judía muy reconocida, una manera de partido de renombre y asimismo relevancia; Mientras que los saduceos representaban lo que pudiésemos decir el partido del templo. Ésta es una situación obvia en la que el hombre reconocía su culpa y se quedaba a lo lejos. Él reconocía sus fallos y le pedía a Dios clemencia.

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Van dando siempre increíble ejemplo, tal y como si fuera responsable de que el resto vean a través de él la necesidad de la religión. Precisamente, está presto a hacer “proyectos de caridad”, pero solo a fin de que le vean. Por eso anda espiando y mirando el instante en que puede venir a la plaza y efectuar una obra buena, con bombo y platillo, calculando el beneficio que ella puede darle. Transporta una contabilidad espiritual, pero más frente a los hombres que frente Dios. Resulta difícil tener un juicio ecuánime sobre los fariseos, ya que ellos fueron objeto de fuerte polémica, por parte de otros conjuntos de judíos y, más que nada, por parte de los cristianos.

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La narración que estamos aprendiendo está inserta en el viaje de Jesús a Jerusalén, pero además se presenta cercada de toda una sucesión de capítulos que nos dejan dibujar mejor los matices de la humildad. La palabra “humildad” procede de la raíz latina “humus, humilis” que significa “tierra”. Literalmente es humilde quien “tiene los pies en la tierra” o quien “tiene los pies en el suelo”; esto es, aquel que es verdadera frente a la vida. Es humilde aquel que tiene la sana capacidad de verse a sí mismo como es, que jura contemplar a los demás como son, y que quiere ver la realidad como se muestra. Antes de continuar adelante convendría saber, escuetamente, el concepto del término “humildad”.

No es malo, es preferible que los precedentes, pero todavía no quiere a Dios por sí solo, sino le obedece pues tiene temor al castigo. Es un fariseo pequeño, ya que piensa que Dios es pequeño y que nos quiere tener sometidos. Los cristianos lo hacen on-line mesiánico-universal, los fariseos on line legal-nacional. Es lógico que los cristianos critiquen a los fariseos, pero lo hacen la mayoria de las veces “desde dentro”, esto es, oponiéndose al peligro de farisaísmo de nuestra iglesia. Entre las acusaciones de los cristianos contra los fariseos está la de fijarse en las tradiciones de pureza de los “presbíteros o jubilados” de Israel, considerablemente más que en la Escritura (cf. Mc 7). Judaísmo rabínico y cristianismo forman 2 ramas del único árbol de Israel.

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La primera cosa que notamos es que su oración es cortísima y simple. Lucas sabe que sus leyentes aprenden a rezar y propone frases simples y perfectas. En frente de Dios se reconoce pecador sin clasificarse con relación a los demás “el peor de todos” o un pecador “promedio”. Enfrente de Dios somos todos hermanos, todos formamos parte de exactamente la misma situación humana.

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Existía el ayuno opcional, un par de ocasiones a la semana, los lunes y todos los jueves; el fariseo de la parábola ejerce este último ayuno. Por lo que ve al diezmo, este se debía abonar a los sacerdotes, de todo cuanto se adquiriera, el fariseo de la parábola lo paga de todas sus ganancias. Ayuno y diezmo son actos externos que no necesariamente prueban la predisposición íntima del corazón. El fariseo de la parábola se hace justo con sus obras, pero su justicia no es exactamente la que Dios quiere.

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