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el pecado de acan
Israel venció a naciones enormes y considerablemente más fuertes pero no lograron con la mucho más pequeña. La condición era que no debían de quedarse con nada, no tocar nada de aquella ciudad, en tanto que estaba minado de diablos y de maleficio. Únicamente el oro y la plata y otros utensilios de metal, una vez consagrados a Dios, deberían ingresar en el tesoro de Dios, pero jamás a particulares. “Y subieron allí del pueblo como tres mil hombres, los que escaparon enfrente de los de Hai. Todos experimentamos victoria en el instante en que suprimimos el pecado de nuestra vida y proseguimos, el plan de Dios. 24 Entonces Josué, y todo Israel con él, han tomado a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo lo que tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor.
Ha violado la coalición que yo había predeterminado para ellos. Se han quedado con algo de lo consagrado al exterminio; lo han robado y lo han escondido metiéndolo entre su ajuar. — Que no suba todo el pueblo; para agredir a Uy es suficiente con que vayan 2 o tres mil guerreros. No molestes a todo el pueblo realizando que suba hasta allí, porque ellos son pocos. Pero los israelitas cometieron un enorme delito con lo consagrado al exterminio. Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Céraj, de la tribu de Judá, se quedó con algo de lo consagrado, y el Señor se encolerizó contra los israelitas.
Los 5 Fallos De Acán
La historia del pecado de Acán, y todo cuanto implicó nos ayuda a entender la diferencia tan absolutamente colosal que hay entre el bien y el mal. Nos asiste a entender sobre la santidad de Dios, y de la necesidad de ser como Él. Las bendiciones de Dios dependen de nuestra obediencia a la palabra de Dios. El pecado juzgado deja a Dios libre para trabajar a su forma en su iglesia.
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La explicación de determinados para proceder así mismo podría ser la de haber conquistado la localidad, y considerarlo como un botín de guerra. No obstante, fue exactamente el mismo Dios quien les entregó la localidad y el corazón de sus pobladores. Es evidente, que Dios deseaba probar a su pueblo en materia de OBEDIENCIA. Esta historia de historia legendaria ha tratado la necesidad de los que conocen a Jesucristo como su salvador para almacenar su corazón hacia él. Es posible que usted jamás haya venido al punto de admitir su necesidad de Jesucristo como su salvador. Usted tiene la posibilidad de poner su confianza en Jesucristo como su salvador personal en este momento.
Hombres inocentes murieron en batalla por el pecado de Acán. Lo que UNO logró afectó a otros, como siempre pasa. 20 Entonces el pueblo chilló, y los curas tocaron las bocinas; y pasó que en el momento en que el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, chilló con enorme vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió entonces a la localidad, cada uno derecho hacia adelante, y la han tomado. 19 Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová. Y va a ser la localidad anatema a Jehová, con todas y cada una de las cosas que están en ella; únicamente Rahab la ramera vivirá, con todos y cada uno de los que estén en la vivienda con ella, por cuanto ocultó a los mensajeros que enviamos.
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Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y bastante Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis fallos y que resucitaste al tercer día Me arrepiento, soy pecador. Gracias doy al Padre por mandar al Hijo a fallecer en mi lugar. victorias en la vida cristiana a veces son seguidas por enormes descalabros. Piensa en algún ejemplo de esta temporada de alguien que, semeja ser, haya cometido un “pecado privado”, pero que de todas maneras es un pecado que puede afectar a bastante gente considerablemente más, y redacta sobre ello.
codició y tomó un manto babilónico verdaderamente bueno, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de 50 ciclos, botín que ocultó bajo la tierra en medio de su tienda. Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, 200 siclos de plata y un lingote de oro de 50 siclos de peso, lo que codicié y tomé. Todo ello está escondido bajo tierra en la mitad de mi tienda, y el dinero está debajo de ello.
Frecuentemente una mala experiencia nos hace conformarnos con lo que teníamos antes. 23 En seguida retiraron las cosas de la carpa, se las presentaron a Josué y a todos y cada uno de los israelitas, y las extendieron enfrente del Señor. 22 Josué envío a 2 emisarios, que fueron corriendo a la carpa, y hallaron el manto que se encontraba escondido en ella, y la plata bajo él. 17 Entonces mandó que se acercaran los clanes de Judá, y la fortuna cayó sobre el clan de Zéraj. En seguida ordenó que se acercaran las familias del clan de Zéraj, y la fortuna cayó sobre Zabdí.
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En esta guerra con los hombres de Hai, Israel fue tajantemente derrotado por la desobediencia de uno. Todos los soldados huyeron enfrente de los de Hai y 36 fallecieron. Además de esto el ánimo y corazón fuerte del pueblo llegó a ser “como agua”. No existe nada que trae desánimo a una iglesia u otro conjunto similar como una derrota espiritual. Como se escribió arriba hay que acudir a Dios en humildad, derramando su corazón. La manera en que está escrito el capítulo 7 de Josué no deja muy, muy claro si la familia de Acán murió con él o si solo se les mandó ver mientras que lo mataban y quemaban el botín que había escondido.
La palabra “anatema” en el verso 18 significa “dedicado” o “consagrado”. Dios les mencionó que la localidad completa era para ser consagrada a Él. 18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no vaya a ser que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. El pecado es contagioso; si no hay castigo, otros además desobedecerán. v. 6 “Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro enfrente del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los jubilados de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.” V3 “no fatigues a todo el pueblo yendo allí, por dado que son pocos.”
- Entre el botín vi un bello mantón de Sinar, y doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso; los codicié y los tomé, y hete aquí están ocultos bajo tierra en mi tienda, y la plata bajo ello.