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Punto por punto sobre Dejad Los Niños Venid A Mi

dejad los pequeños venid a mi

Ese mandato implicaba que No estorben y que No pongan grilletes en los pies de los pequeños que desean arrimarse a Jesús. Según la Real Academia De españa significa estorbar o imposibilitar la ejecución de algo. Los discípulos estaban imposibilitando que los pequeños se acerquen a Jesús.

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Dejen A Los Niños Venir

En el momento en que venían las mamás a él con sus pequeñuelos, los acólitos las miraban con desagrado. Creían que esos niños eran bastante tiernos para recibir beneficio de una visita a Jesús, y concluían que su presencia le disgustaba. Pero los discípulos eran quienes incurrían en su desagrado. El Salvador entendía los cuidados y la carga de las mamás que estaban tratando de educar a sus hijos según la Palabra de Dios. Aceptaba su simpatía infantil, y su amor franco y sin afectación. La agradecida alabanza de sus labios puros era música para sus oídos y refrigeraba su espíritu cuando estaba oprimido por el trato con hombres taimados e hipócritas.

  • No les demos la falsa impresión de que la religión de Cristo es una religión oscura, y que al venir al Salvador tienen que abandonar todo lo que llena de gozo la vida.

Etimológicamente la palabra ‘evitar’ procede de la palabra “pedes o pedicae” que hacía alusión a los grilletes que se ponían en los presos. El Salvador considera con sin limites inocencia las ánimas que adquirió con su sangre. Su corazón se siente atraído, no sólo a los pequeños que mejor se conducen, sino más bien a esos que han heredado aspectos criticables de carácter.

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Por este motivo, duele ver aún pequeños realizando un trabajo en las calles, realizando maromas para llevar un mendrugo de pan a sus familias. Duele que uno de tres pequeños en los países aún dependientes viva en extrema pobreza, con menos de un dólar períodico. Duele que uno de 12 muera antes de los cinco años, que treinta de cien sufran desnutrición los primeros cinco años, elevándose a 40 y 4 en zonas depauperadas como la provincia de Chimborazo. Duele que considerablemente más de media parta de los niños en dichos países no sea reconocida de manera oficial, que diecisiete de cien no vayan a la escuela y que otros veinticinco no terminen el quinto nivel.

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Deja que Jesús te de un abrazo, te bendiga, te imponga sus manos, acercate a Él, como si fueras un niño pequeño. Jesús te va a completar de paz, de alegría y tus intranquilidades y sufrimientos van a ser menos, porque andas con Él, abandonalo todo en sus brazos. Jesús, concédeme la facilidad, el idealismo y la seguridad que caracterizan la personalidad de un niño.

Él los tomó en sus brazos, puso sus manos sobre ellos y los bendijo ¡Qué expresión de amor tan genuina! 13 Y le presentaban pequeños a fin de que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Que Calvin siga amando la independencia y Daniel El Travieso prosiga con sus travesuras. Y que los adultos, como pide Mafalda, no afirmemos “adulteces”. Amar a los pequeños es amarlos con seriedad, más allá de que no provengan de nuestra sangre, para que entonces, en algún recodo de su camino, no se transformen en desviados adultos.

Mientras que Jesús enseñaba, la multitud comenzaron a traerle a sus hijos a fin de que los tocara. Los discípulos se fastidiaron en el instante en que los pequeños interrumpieron a Jesús mientras que enseñaba. Los discípulos les afirmaron a quienes se llevaran a sus hijos. En el momento en que Jesús vio lo que hacían, se incordió.

Y le presentaban NIÑOS a fin de que los tocase; y los acólitos reprendían a los que los presentaban. Un día, Jesús se encontraba enseñando a sus acólitos y una multitud le proseguía para poder oír lo que se encontraba enseñando. El hablaba en relación al matrimonio y el divorcio y cuánto deseaba Dios que tuvieran hogares contentos. Considero que es fantástico que alguien tuviese el deseo de traerte a la iglesia.

Captan realmente bien lo que hacen los mayores, y si les ven rezando, yendo a Misa o explicándoles algún detalle de nuestra fe, lo asimilan con enorme sencillez. Hay que aprovecharlo y no esperar a que sean adultos, pues el racionalismo propio de esa edad les va a impedir arrimarse a la fe. Los pequeños tienen una forma especial de atrapar lo espiritual. Incluso nos llama la atención ver con qué furor rezan o se detienen ante una imagen de la Virgen. Sufren los resultados de la civilización de los derechos subjetivos exasperados, y se convierten después en hijos más precoces.

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No permitamos que nuestro carácter diferente del de Cristo le represente falsamente. No apartemos a los pequeñuelos de él por nuestra frialdad y dureza. No les hagamos jamás sentir que el cielo no sería un espacio atrayente para ellos si nosotros estuviésemos allí. No charlemos de la religión como de algo que los pequeños no tienen la oportunidad de comprender, ni obremos así como si no esperásemos que ellos admitan a Cristo en su niñez. No les demos la falsa impresión de que la religión de Cristo es una religión obscura, y que al venir al Salvador deben dejar todo lo que llena de gozo la vida.

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