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Esto resalta ya que las causas del amor de Dios están en Él, no en nosotros. (6-8) Una descripción del amor de Dios hacia nosotros. “El amor de Dios es como luz al ojo ciego hasta el día de hoy en que el Espíritu Beato abre ese ojo … que el Espíritu Beato esté aquí en todos nosotros, para verter el cariño de Dios en nuestros corazones”. La carencia de conciencia del amor de Dios de manera frecuente se puede atribuir a la carencia de ser todo el tiempo lleno del Espíritu Santo y de caminar en el Espíritu. Ciertos cristianos viven así como si fuera solo un goteo, pero Dios desea que sepamos el derramamiento de Su amor.
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C Cristo Es Nuestra Paz
La obra de Jesús en la cruz por nosotros es la prueba determinante de Dios de Su amor por ti. Él puede dar pruebas adicionales, pero no puede prestar pruebas mucho más gigantes. Si la cruz es la prueba determinante del amor de Dios, también es la prueba determinante del odio del hombre. Asimismo prueba que la altura del odio del hombre no puede vencer la altura del amor de Dios.
Lo dijo el Apóstol Pablo en (Romanos 8:38-39)
Por lo cual estoy convencido de que ni la desaparición, ni la vida, ni ángeles, ni Principados, ni Potestades, ni lo presente, Ni lo por venir
Ni lo Prominente ni lo profundo, ni ninguna otra cosa construída, nos va a poder dividir del amor de Cristo. pic.twitter.com/QrbPlSEKdW— Saldaña Saldaña Gorham. (@eyragorhamsalda) April 18, 2021
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A Felicidad Que Nos Ha Traído Cristo
Para mucho más discusión sobre este tema, por favor lea Sostenerse en la fe. La clave de Romanos capítulo cinco es la palabra “regocijarse”. La persona que fue justificada por la fe en Jesucristo puede alegrarse por el resultado de opinar en Cristo. O sea aparente a partir de la palabra de apertura en el capítulo cinco, “Por tanto”. Debido a nuestra nueva relación con Dios, tenemos la posibilidad de regocijarnos en nuestra situación espiritual, nos gloriamos en las presentes situaciones y nos regocijamos en el Señor Dios.
Justificados entonces por la fe estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por El hemos alcanzado mediante la fe, la alegría donde nos encontramos afianzados y por El nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Difícilmente se halle alguien que de su vida por un hombre, quizás alguno sea capaz de fallecer por un bienhechor. Pero la prueba de que Dios nos quiere es que Cristo murió por nosotros en el instante en que todavía éramos pecadores y en este momento estamos justificados por su sangre, con mayor razón vamos a ser liberados por El de la furia de Dios. Porque si siendo contendientes fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su hijo, considerablemente más salvados por su historia. Nosotros nos gloriamos de Dios por medio de Nuestro Señor Jesucristo por quien desde este momento hemos recibido la felicidad de la reconciliación.
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La nueva vida que hemos recibido en Cristo, tiene un grupo de preciosas bendiciones, éstas son nuestras motivaciones para vivir en victoria sobre cualquier inconveniente o aflicción que pueda presentarse en este planeta. Son nuestra fuerza para vencer y proseguir adelante. Por la fe, ya que, fuimos reordenados, y nos encontramos en paz con Dios a través de Jesucristo, nuestro Señor. Porque como por la desobediencia de un hombre los varios fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno los varios serán constituidos justos.
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Su gracia y poder está de forma continua libre para nosotros. Podemos acercarnos a Él, en la mitad de una certidumbre de fe en su sacrificio por nosotros. La justificación es una declaración legal de Dios el Padre pronunciando a el pecador perdido absuelto ya que él puso su fe en la desaparición y resurrección de Jesucristo para salvarlo. En el instante que creyó que Dios le declaró justo enfrente de sus ojos. Algunas otras cosas pasaron, asimismo.
Por consiguiente, como el apecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la desaparición, de esta manera la bmuerte pasó a todos y cada uno de los hombres, por cuanto todos cpecaron. 9Luego mucho más ahora mismo, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10Porque si siendo contendientes, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, considerablemente más, estando reconciliados, vamos a ser salvos por su crónica. 11Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por el que hemos ahora recibido la reconciliación.
Aun para soportar y glorificar a Dios en estos momentos bien difíciles es un don de su gracia. Él nos ofrece Su presencia sostenida. nos ofrece esperanza para enfrentar tribulaciones, pruebas, persecuciones y presiones que vienen hoy. Este sentimiento de “promesa” da una seguridad permanente. Esta “promesa de gloria” guarda relación a aquello que hace Dios majestuoso. Puesto que Dios es invisible, siempre y en todo momento lleva a una referencia a su manifestación en el instante en que Él vuelva en gloria.
Por su parte, una apreciación profunda de la naturaleza puede ser una gran ventaja en el trabajo de cultivar. Y no sólo esto, sino asimismo nos gloriamos en Dios por medio de Jesús el Mesías, Señor nuestro, por el que recibimos ahora mismo la reconciliación. Ya que si siendo contrincantes, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, considerablemente más, habiendo sido reconciliados, vamos a ser salvos por su historia. Por dado que tal como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo múltiples van a ser constituidos justos. Y no solo esto, sino también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, ya que merced a él ahora recibimos la reconciliación. 20Ahora bien, la Ley entró en escena a fin de que aumentaran las ofensas.+ Pero donde abundó el pecado abundó todavía más la amabilidad inmerecida.
No es solo el principio inicial de la vida cristiana, es también el principio continuo de la vida cristiana. “Nos encontramos firmes se traduce a un tiempo perfecto, utilizado en este sentido del presente, y con el pensamiento de una actitud continua”. es dada a través de Jesús y lograda mediante la fe. “Estoy encantado de comprender que el pecado te daña y que lo detestas.