La clave sobre Dile A Mi Pueblo Que Marche en 5 Pasos básicos

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Él hace aparición en esta escena como un hombre inconmovible; con una fe inexpugnable ya que sabía quien era Jehová. Todavía estarían muy vivas las palabras en el instante en que en su llamado le había dicho «Yo soy el que soy»; así le conoció, pero asimismo por su poder increíble, manifestado a través de las plagas destructoras. El artículo nos comunica que temieron y clamaron. La palabra que traduce acá por «clamar» tiene tácita la idea de clamar a causa de una gran angustia. Aquella protesta colectiva tuvo que haberse transformado en una enorme gritería.

Faraón marchó tras Israel, pero fue destruido en el mar colorado. Cualquier cosa que este marchando tras nosotros para hacernos regresar atrás, será destruida cuando obedezcamos la orden de marchar hacia la independencia. Después que Moisés descubrió su profunda seguridad en lo que Dios podía hacer por ellos, como ahora lo había hecho antes, escuchó algo con lo que aumentó más su fe en una aparente victoria. Cuando el Señor ha dicho «¿por qué clamas a mí? », Moisés debió comprender que aquella no era la hora para rezar sino para marchar.

13 .15 “y Moisés Dijo Al Pueblo: No Temáis; Estad Firmes, Y

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Pero también entendería que Dios iba a manifestarse en la mitad de ellos de una manera extraordinaria. Es como si Dios le hubiera dicho «no prosigas pidiéndome lo que yo se que tengo que hacer, solo dile a ese pueblo que marche». Es marido de la mejor mujer, padre de 2 hijos espectaculares, pastor y directivo de Desafío Joven. En los últimos 12 años ha trabajado con jóvenes, padres y líderes juveniles.

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Fue allí donde se dio la primera queja y murmuración del pueblo. Las cuestiones que salieron en medio de la protesta revelaron la baja cree a la que les había llevado el período de esclavitud y la debilidad de su fe. Usted no marcha solo, cuenta con el más considerable aliado. Dios abre las puertas donde todo se ha cerrado. Israel aprendió eso únicamente comenzando el camino de su independencia.

• », Moisés tuvo que comprender que aquella no era la hora para rezar sino para marchar.

A un lado tenían a Migdol con sus desiertos de arena inaccesibles; del otro lado estaba el mar Rojo, ¡imposible ir por allí! Al costado oriental se encontraba la intransitable sierra de Baal-Zefón. La única forma de huír era devolviéndose por exactamente la misma ruta de donde venían.

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El rey de Egipto sabía muy bien donde había acampado Israel. Según el comprender que tenía de aquel sitio, allí no había escapatoria. Bien tenemos la posibilidad de decir que esta historia nos muestra la última plaga que le vino a Egipto. En sus anales históricos debieron reseñar la humillante derrota a la que fueron sometidos por la una parte del Dios que peleó por un pueblo llamado Israel. Esta historia es confortante para todos nosotros. Tenemos exactamente el mismo Dios de antes.

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Obedeció como hasta ahora lo había hecho, y empleando la vara como el instrumento a través del cual Dios ha manifestado su poder, vio, adjuntado con su pueblo, la manera como Dios peleó por ellos. A la orilla del mar Dios vino a ellos como guerrero, conquistador y vencedor. Esta es la actitud que debemos tener a fin de que la presencia del enemigo no obnubilese la visión del Dios que está con nosotros. Los temores del fracaso esconden de la vida, la fe permanente que debiera estar puesta en nuestro poderoso Dios.

Hay toda clase de temores con las que tenemos la posibilidad de ser asolados. La aparición de una patología seria conduce al temor de la muerte. Una mala coyuntura económica conduce al temor de la seguridad familiar. El no ocupar la parte cariñosa y sensible puede conducir a un miedo por la soledad, entre los mucho más temidos de todos. Aquel sería el mucho más grande momento para probar su fe.

La fe y el temor son irreconciliables; donde hay fe no hay miedo y donde hay temor no hay fe; conque hermanos tú decides donde acomodarte. De ahí que el día de hoy, podemos ver, que pese a ser un animal muy grande, su cabeza dejo de batallar, el elefante se dio por vencido. De este modo pasó con los israelitas, estaban impuestos a estar atados; ya no contiendas, ya no te defiendes, consideras que es más grande el problema y te desanimas. De ahí que Jehová te salva de Egipto, pero para que no vuelvas otra vez ahí. Recibe la palabra profética todos y cada uno de los días en tu e-mail.

El día de hoy decimos que es tiempo de marchar, es tiempo de cobrar animo, de tomar fuerzas, de levantarnos y comenzar a marchar hacia la bendición que Dios va abriendo. Es de esta manera exactamente como el Señor visualiza a sus hijos, como un ejercito impresionante y que de manera regular esta en marcha. Si te identificas con este ámbito, si tras ti está el enemigo persiguiéndote, si un mar de inconvenientes te impide ver y llegar a lo que Dios te prometió, si te sientes atrapado y sin salida, no te quedes paralizado, levanta tu cabeza y marcha. Vas a ver de qué forma se abre un camino frete a ti y como Dios te va a hacer cruzar por él con poder y gloria. Descubrirás que ese camino es Cristo y que no hay problema o contrariedad que en él no pueda sobrepasar. “Di a los hijos de Israel que marchen.

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