dios no nos dio espíritu de cobardia
Pues Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino más bien de poder y de amor y de buen juicio. Por lo tanto, no te abochornes del testimonio de nuestro Señor, o de confesar tu fe públicamente, ni de mí que estoy en cadenas por amor suyo, antes bien sufre y trabaja a una conmigo por el evangelio con la virtud que vas a recibir de Dios. Pues el Espíritu que Dios nos dió no es un espíritu de temor, sino más bien de fortaleza, de amor y de sobriedad. Porque el Espíritu que Dios nos dió no es un espíritu de cobardía, sino más bien de fortaleza, amor y templanza.
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Si pudiéramos comprender a Timoteo, probablemente nos impresionaríamos por su enorme calidez y amor, pero sería un amor con inclinación a ser un tanto “blando” – amor que podía aceptar lo que es malo y dañino con tal de no dañar los sentimientos de completamente absolutamente nadie. Solo tienen la posibilidad de liberarse de esto reconociendo la ceguera, renunciar a esta predominación, y pedir al Señor que convierta el corazón. La unción rompe el poder del espíritu de cobardía En el momento en que el Señor conoce que sus siervos son cobardes debe modificar su corazón, muchos creyentes son transformados en tiempos gloriosos en la presencia de Dios, y desde ese día son mucho más activos, y interesados por Dios. La biblia nos dice que Saúl era hijo de un hombre valeroso de Benjamín. En la biblia no encuentro un caso de muestra considerablemente más claro de este mal que el que podemos consultar en la vida del Rey Saúl. Su historia nos enseña un cuadro claro de de qué manera este mal trabaja en las personas.
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No Nos Dió Dios Espíritu De Cobardía
Te llevara a accionar imprudentemente por tu inseguridad y cometer graves fallos. Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en ajustado , se escondieron en grutas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. Esta es la primera forma en que trabaja en la vida de Saúl.
En el instante en que Pablo y Bernabé estuvieron ahí, Dios usó a Pablo para sanar espectacularmente a un hombre lisiado- y la multitud de la zona comenzó a venerar a Pablo y a Bernabé como dioses del Olimpo ¡y también iban a sacrificar un toro para ellos! Pablo apenas pudo eludir que lo hicieran, y próximamente enemigos del evangelio pusieron a la multitud en oposición a Pablo, conque sacaron a Pablo de la ciudad y lo apedrearon. Pero Dios prodigiosamente preservó la vida de Pablo, y este siguió adelante . En el final, el espíritu de cobardía logro su propósito, entrar en su cabeza a través del temor, herir sus emociones con el rechazo, tomando así el tercer lote de su alma su intención, Saúl ya no podía eludir accionar erradamente. “ Con lo que te sugiero que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
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El miedo y la timidez evitarán que usted use los dones que Dios le dió para tocar a su pueblo y a un planeta necesitado. Dios desea que usted tome su poder, su amor, y su dominio propio y se sobreponga al temor para ser empleado por Él con todos dones que Él le dió. En el instante en que nos llega al Espíritu Santo llegamos a sostener nuestra vida al Señor. Empezamos a tener victoria sobre el viejo hombre dejando atrás la ira, la codicia y el orgullo, y vivimos como hijos de Dios que son ejemplo y testimonio de fe. Por el hecho de que el Espíritu con que Dios nos ha dotado no es de cobardía, sino más bien de fortaleza, amor y dominio de uno mismo.
Amábamos al Señor y asimismo a nuestros buenos y honorables amigos. De semejante amor obteníamos una enorme fortaleza. Amor al Señor; amor a Su obra, Su causa, y Su reino; amor por la multitud; amor de unos a otros. Yo he podido comprobar, constantemente, que el cariño de Dios puede trasponer el abismo del miedo. El saber de que somos hijos e hijas de Dios nos da un enorme fortalecimiento. Quienes tienen este conocimiento y dejan que influya en su historia no consentirán en efectuar nada que sea malo, vulgar o indebido.
Pablo ve la timidez que hay en Timoteo; Timoteo conoce el temor que en ocasiones siente. Dios desea que Timoteo sepa que este temor no procede del Señor; no nos ha dado Dios espíritu de cobardía. Estos pasajes proponen que Timoteo era un hombre que tendía a ser tímido, y a quien no le gustaba confrontar a la multitud o antagonizar a la gente con una posición estable en determinados temas.
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Dios no solo nos ha regalado ese espíritu de poder, sino asimismo de amor y de dominio propio. Es esa aptitud ejercida, dándole en frente de las cosas con autoridad, pero con amor y buen juicio. Creemos que con tener poder es bastante y las puertas se nos abren, pero al costado debe ir el cariño y el dominio propio, pues de lo contrario una cosa afectará a la otra. Vamos a caminar por el mundo dando ejemplo de que ese Espíritu lo hemos avivado en nosotros y lo contamos. Seamos valientes para sugerir cara en frente de las muchas circunstancias que se nos presentan a diario. El Espíritu de Dios está con nosotros y es Él quien nos capacita y nos da sabiduría para solucionar nuestros inconvenientes de la manera más óptima viable.
Creo que entre las causas se debe a que como iglesia hemos sido en lo secreto un tanto condescendientes con el pecado pero por su lado en lo de afuera fuimos un desagüe de condenación y falsa santidad. Del mismo modo nosotros, debemos avivar el fuego de Dios en nuestros corazones, debemos predicar el evangelio, dar testimonio de nuestro Señor en todo rincón, que todo el mundo sepa que servimos al Dios vivo. La lealtad de Timoteo debía ser moldeada con la fe y amor que es en Cristo Jesús.
Tenemos que reconocer que el temor no viene de Dios, sino este elemento torturador y destructivo proviene del contrincante de toda verdad y justicia. El miedo es el antítesis de la fe y su efecto es cáustico, y aun mortal. Solo el Espíritu de Dios podrá hacerlo, sólo Él puede eliminar ese espíritu de cobardía y darnos ese espíritu de poder, de amor y de dominio propio que nos llevará a no avergonzarnos del evangelio, sino que vamos a ser capaces de soportar toda aflicción por Su Nombre. Dios nos llene de Su Espíritu y nos lleve a tiempos tan gloriosos que ninguna otra generación haya habitual.