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el sendero de emaus
Sin embargo, no es obstáculo alguno para que el Señor se ponga manos a la obra para que los 2 retornen. En lo hondo de su corazón, estos 2 hombres profesan un furor increíble hacia Jesús. Aun estando tan desolados, los discípulos no se han desligado totalmente; precisamente, desbordan veneración hacia su viejo Maestro. ”, le afirmaron los acólitos de Emaús y Jesús entró en su casa. Sentado a la mesa, “tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio”.
- En el instante en que estamos enfermos del cuerpo muchas veces nos falta también la fortaleza interior, las ganas de combatir, el sentirnos acompañados y apoyados por nuestros amigos y hermanos.
¿Qué charla es esa que traéis mientras que vais de camino? La pregunta suena extraña en los oídos de los 2 discípulos. ¿Posiblemente alguien que viene de Jerusalén no comprenda la causa de su tristeza? O este viajero está en la luna y no se ha enterado de nada, o es un enemigo de Jesús. Resultaría completamente inverosímil que 2 de sus integrantes se marcharan de Jerusalén sin aguardar el desenlace, aun sin esperar durante la noche de ese tercer día prometido como día de la resurrección. Estaban tan seguros de que no había nada tras la desaparición que ni se habían molestado en ir al sepulcro.
Camino De Emaús
Los ricos, los hartos, los que pueden reír en un mundo de injusticia, debían saber que se oponían al Reino y que eran Templo absolutamente y a la Ley, por reprobados que el pueblo por Dios. se encontraba Esto cada cuestionaba vez considerablemente más marginado en concreto y más a los excluido Curas de la salvación. Con esta meditación se pretende aclarar dicho plan de Dios que nos prepara y nos advierte de qué manera tenemos la posibilidad de socorrer del diluvio en comunidad de iglesia. Los hombres de nuestro tiempo cargados de medios y de comodidades son aplastados por cargas de tristeza. No obstante hay gran diferencia entre la causa de la tristeza de los dos de Emaús y el de sus discípulos de el día de hoy.
El Perdón Comprendido Como El Camino Hacia El Cariño
Los fingimientos de Dios se vuelven estímulos para el hombre. El silencio de Dios se expresa asimismo tomando un sendero distinto del que estábamos siguiendo con él, provocando sentimientos de contrariedad, de disgusto, de contratiempo. Él, camino de Dios al hombre, cruza los caminos oscuros de la raza humana desgarrada por dentro y deshilachada por fuera.
Pero también vimos que en ocasiones el mal está dentro de la comunidad que trabaja para el Reino. “Abrir” nuestras familias a un ideal de solidaridad y servicio. Fomentar con el propio ejemplo una vida parca y simple donde el SER sea mucho más Esencial que el TENER; y el COMPARTIR espléndido más que el CONSU-MIR egoísta.
el camino de emaus
Que los pobres se alegren y canten, sobre el mundo ha salido en este momento el sol. Con Jesús ha triunfado la vida en su Muerte y su Resurrección. Desde ese instante la vida es mucho más fuerte y es nuestro Futuro, obsequio de Dios. Es en este contexto en que Jesús decide aparecerse en forma corporal a ellos y unirse a los dos acólitos en su camino. No por el momento no es atrayente que, en palabras del propio Lucas, aquellos dos seguidores del Instructor, tenían los ojos tan ofuscados, que no le reconocieron.
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En el Nuevo Testamento Jesús, la tarde de su Resurrección, se apareció allí a 2 de sus acólitos, que iban caminando de Jerusalén a Emaús. Después se apareció a los once mismos en el instante en que estaban sentados a la mesa, y los reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, por dado que no habían creído a los que le habían visto resucitado. Tras esto, se apareció en forma diferente a 2 de ellos en el momento en que iban de camino al campo. Y ellos contaban sus vivencias en el sendero, y de qué manera le habían reconocido en el partir del pan.
Reflexión del #Evangelio Lucas 24, 35-48
En el momento en que los dos acólitos retornaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el sendero y cómo habían reconocido a Jesús https://t.co/uYznTyel4k
— Canal Cristovisión (@CRISTOVISION) April 18, 2021
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Evangelizadora, la Iglesia empieza por catequizarse a si misma. Comunidad de leales, red social de esperanza vivida y compartida, red social de amor fraterno; tiene necesidad de ESCUCHAR SIN CESAR lo que debe opinar; las RAZONES para esperar; el MANDAMIENTO NUEVO del amor. Pueblo de Dios inmerso en el mundo, y frecuentemente tentado por los falsos dioses, precisa entender proclamar la grandeza del amor de Dios (1 Pe. 2,9) y ser siempre y en todo momento y en todo instante de nuevo convocada y reunida por El. Es Jesús, el Profeta aguardado, el que viene a cumplir su misión. El que comunica y su acción inaugura en la Historia el Reino de Dios. Él se puso del lado del pobre y cargó su dolor; se ofreció como un Pan compartido al servicio del Pueblo, del Pueblo de Dios.
Es pues la Tradición de la Iglesia ha coordinado las lecturas de tal forma que lo que Jesús le mostró a Cleofás y a su amigo – las conexiones entre las profecías del Viejo Testamento y su cumplimiento en Cristo – se nos realice aparente asimismo a nosotros. Si prestamos algo de atención, nuestra fe se hace más fuerte, nuestro espíritu se moderniza. Preparados de este modo, nos movemos de la mesa de la Palabra a la mesa de la Eucaristía. Y ahí es donde realmente reconocemos a Aquel del que nos habla toda la Escritura.
Sabían que Jesús había sido crucificado, así que ellos nunca pensarían que Jesús era el hombre que se habían encontrado en el sendero. Cleofas y su acompañante irreconocible estaban angustiados engañes iban sendero a Emaús. Su acercamiento con un extraño, quien regresa a crear su fe y les da nueva promesa para reconocerle en la fracción del pan, nos ilustra el verdadero concepto de la Eucaristía. Por este motivo el culmen de la evangelización es la integración de estas pequeñas comunidades, donde el cariño se hace evidente y se corresponsabilizan unos de otros. La Red social de Emaús ha de ser la misión habitual y lógico de una evangelización bien llevada, pero dentro en la Iglesia. Conformar el Cuerpo de Cristo no es algo opcional; es un imperativo.