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efesios 6 diez 20
El estilo de esta epístola es muy animado, y corresponde al estado de la cabeza del apóstol en el instante de la escritura. Las cartas del apóstol son el arrebato ferviente de celo pastoral y su conexión, escrito sin la reserva y en la simplicidad; los sentimientos vienen calientes del corazón, sin la capacitación, poda, y arreglo de un alegato formal. ¿Es entonces cualquier punto de asombro que una carta debería parecerse al otro, o que 2 escritos sobre exactamente el mismo tiempo deberían tener tanto en común y tanto que es peculiar?
La oración con escandalo, nos asiste a conseguir mucho más de lo que pedimos. La gente que no acostumbran a rezar tienen que primero disciplinarse y después el espíritu por si solo procurará saciar el anhelo de rezar. Guarda en tu cabeza y en tu corazón la palabra de Dios y vive una vida según sus principios. Te ayudará a luchar con verdad a la patraña. Pero ninguna persona, en lo absoluto, puede hallar la victoria solo empleando “la espada del espíritu”, antes bien debe ponerse el resto de la armadura de Dios. Dedica tiempo a Dios, al conocimiento de su palabra, al leer y asimilar la palabra de Dios vas al tiempo alimentando la fe.
El Mensaje De Jesús
En todos y cada tentación, Satanás manda sus dardos de fuego a la cabeza, donde se encuentra el poder definitivo para obedecer a Dios o ceder a los deseos de la carne. La realidad y la justicia están íntimamente vinculadas. Las acusaciones de Satanás se basan en la justicia personal. Los poderes de la oscuridad están completados para atacarnos a la menor señal injusticia, y la injusticia le da a Satanás poder sobre quien la practique. Todas las partes que constituyen la armadura de Dios tienen la posibilidad de hacernos inescrutables a los asaltos astutos de Satanás. Tengan siempre y en todo momento y en todo instante en la mano el escudo de la fe, y de esta manera van a poder atajar las flechas incendiarias del demonio.
Por medio de esto, nosotros fuimos llamados como los hijos de Dios y, pudimos romper la pared que nos apartaban de Dios y ser uno con Él. Con la paz y la libertad del pecado que Dios nos dio, la iglesia debe trasmitir el evangelio de paz. Porque no disponemos pelea contra sangre y carne; sino más bien contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernantes de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar contra las asechanzas del diablo. En castellano existe la palabra “adefesio” (\\\’extravagancia\\\’, \\\’absurdo\\\’), que procede del latín ad efesios y se refiere a esta epístola. Hay múltiples interpretaciones (un somero análisis está en el artículo “adefesio”).
Carta A Los Efesios
Considerándolo todo, hay muchas cosas ligadas en esa pequeña palabra, firmes. Ciertos interpretan la naturaleza de los principados y potestades en términos únicamente naturales. Las enseñanzas detalladas de guerra espiritual en esta pasaje muestra 2 elementos escenciales.
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En este pasaje observamos que la leal riña contra las “asechanzas del demonio.” Asechanzas del demonio significa que él es intrigante, engañoso, y lleno de artimañas. ¿Entonces cómo él hace tantas cosas y está en tantas PARTES al mismo tiempo? La contestación es que tiene una organización de ayudantes. Pablo los llama principados, potestades, gobernadores de las tinieblas, huestes espirituales de maldad. A – Observemos ya que quién es el Enemigo –(VV diez-12) – El enemigo tiene muchos nombres.
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Dios no quiere vernos tristes, ni caídos, quiere vernos firmes, parado frente nuestro contrincante. Estad puesto que firmes, ajustados nuestros lomos enserio, y vestidos de la cota de justicia. Por consiguiente, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis aguantar en el día malo, y estar firmes, habiendo acabado todo. La última arma que debemos tener es la oración.
#tranquilacorazon El día de hoy cambie mi vestido por el traje de guerrera. #MujeresDeInfluencia ¡Si tratásemos de ganar guerras basadas en nuestras propias fuerzas, con armas carnales, ahora estaríamos derrotadas!
Efesios 6, diez-20 #primeralectura #Hilo pic.twitter.com/YihLpbEVKq— Elena De Tellitu (@Edetellitu) October 29, 2020
Ponerse la coraza de la justicia significa, que nuestras acciones deben reflejar su Justo carácter, pues fuimos contados como Justos EN ÉL, POR ÉL Y PARA ÉL. Consistía en una pieza metálica que se ponía sobre la túnica, y que servía para proteger el torso, el corazón y otros órganos vitales del soldado; dejando la espalda al descubierto y sin protección, ¿Por qué razón? Por el hecho de que hay que enfrentar a nuestro enemigo con valor y NO huír de él, para NO mostrar nuestra desprotegida espalda a su merced. Que un soldado romano se quitara el cinturón, era homónimo de máxima relajación, cosa que nosotros, como cristianos, NO debemos llevar a cabo. Si bien la actitud del soldado es tanto protectora como ofensiva, es cierto que en estos versículos el énfasis recae sobre la parte mucho más protectora, donde se nos exhorta a soportar y a estar firmes. Son Poderosos, llamándoles potestades que dominan este planeta de tinieblas.
Pero aquí no solo nos charla de la justicia que Dios nos ofrece sino más bien también de la integridad. No tenemos la posibilidad de apropiarnos de la justicia de Cristo una vez y después vivir vidas de pecado sin quedar sin la protección de la coraza. Nos comunica que la razón es poder estar firmes contras las asechanzas del diablo. Dios desea que estéis firmes, que permanezcáis estable. Dios no desea vernos vivir en derrota sino más bien en victorias.
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La coraza protege al guerrero de las lesiones fatales, tanto en el corazón como en otros órganos de escencial importancia. Y la justicia a la que se hace referencia no es la de los hombres. Sino la justicia de Cristo, dada por Dios y admitida por la fe, esta justicia resguarda el corazón de los ataques de Satanás, almacena el corazón de sus acusaciones.
- Él prosigue centrado en sí mismo deseoso de recibir la adoración, y por eso engaña, intentando desviar la atención y la adoración del Dios verdadero.
- Nuestra cabeza ha de estar llena de la seguridad de nuestra salvación.